La fiebre de los cables submarinos de Internet ha comenzado y tendremos 300.000 kilómetros en 3 años
Los cables submarinos de Internet están por todo el mundo interconectando países y continentes entre sí. Desde que terminara la instalación del primer cable en 1966 se han desplegado miles de kilómetros. Durante 2004 se vivió un auténtico boom con 74.000 kilómetros de fibra desplegados. Sin embargo, eso no es nada comparado con la fiebre de los cables submarinos de Internet que ya ha comenzado y que hará que desplieguen 300.000 kilómetros en 3 años.
En los últimos meses hemos tenido bastantes noticias relacionadas con cables submarinos como el despliegue de Marea, el cable submarino de Microsoft, Facebook y Telxius entre España y Estados Unidos o noticias de los 3 nuevos cables que quiere desplegar Google en diversas partes del planeta, sin olvidar el cable Dunant entre Francia y Estados Unidos con la colaboración de Orange.
Son muchas las operadoras, empresas tecnológicas y otros actores del sector que no esconden su interés por estos cables y por tener muchos más en los próximos años. Entre las cosas que sabemos de los cables submarinos tenemos aspectos como la durabilidad o la dificultad de reparación, aunque son cosas que por ahora pasan a un segundo lugar. La necesidad de presente y futuro es aumentar la capacidad para nuevos servicios y para la explosión de dispositivos conectados.
La fiebre de los cables submarinos de Internet: 300.000 kilómetros en 3 años
Según el informe DE-CIX sobre cables submarinos y hubs de interconexión, estamos ante la auténtica fiebre por los cables submarinos en un entorno global de interconexión que está a mitad de su crecimiento. A esto tenemos que añadir que los ecosistemas de peering a nivel global están alcanzando niveles de tráfico récord debido al aumento de los servicios y plataformas conectadas.
De hecho, la longitud de los cables desplegada durante 2017 ha sido parecida a la de los años anteriores, pero el ritmo de despliegue ha comenzado a acelerarse. Se estima que en los próximos 3 años se desplegarán hasta 74 sistemas de cables submarinos con un total de 300.000 kilómetros de longitud y una inversión de 8.800 millones de dólares.
Los proveedores de contenido (como Netflix) ya suponen buena parte del ancho de banda de las rutas transoceánicas, incluso por encima de los operadores tradicionales. Además, se espera que cada vez lleguen más servicios de este tipo con videojuegos online, realidad virtual y aumentada, telemedicina… todos ellos dependientes de un gran ancho de banda.
Aunque Estados Unidos – Europa es una ruta que será bastante apoyada, no es la única que recibirá despliegues en los próximos años. De hecho, a España sólo ha llegada el cable Marea que antes comentábamos y no se han publicado nuevos proyectos que pretendan llegar a nuestras cosas en los próximos años.
Eso sí, nos beneficiaremos indirectamente de los despliegues de los cables Havfrue de Facebook que llegará a Dinamarca o Irlanda, además del cable Dunant que desembarcará en Francia. África está de enhorabuena ya que contará con 4 sistemas de cable nuevos entre 2018 y 2020 conectando América Latina y este continente.
A nivel de hubs de datos o puntos de intercambio, tenemos Frankfurt como el principal de Europa con 73,1 Tbps de ancho de banda seguido de Londres con 55,7 Tbps, Ámsterdam con 48,4 Tbps o París con 47,8 Tbps. Estas ciudades europeas superan con creces a las de Estados Unidos en las que tenemos a Miami con 20 Tbps, Nueva York con 19,2 Tbps o Los Ángeles con 16,7 Tbps.
En los próximos años podemos ver cambios en este listado debido a la instalación de nuevos cables submarinos. Los operadores y las compañías tecnológicas necesitan explotar otras vías de comunicación alternativas a las tradicionales, lo que hará que los hubs de datos puedan modificarse.
Cables como Marea o Dunant pueden desviar tráfico desde Nuevo York a Ashburn en Virginia o BRUSA y Seabras-1 desde Miami a otras zonas de la costa este de Estados Unidos. En estos casos, más que crear nueva demanda, los cables lo que hacen es diversificar físicamente las rutas de conexión a los nodos actuales.
Lo que está claro es que los cables submarinos seguirán teniendo una importancia capital en nuestras comunicaciones mientras algunas empresas siguen mirando a otras opciones para intentar ofrecer nuevas alternativas. De hecho, iniciativas como Starlink: el Internet de Elon Musk podrían reducir la latencia mundial a la mitad o ayudar a aliviar la carga de las redes terrestres, además de poder llegar a nuevas zonas del planeta que tradicionalmente están “desconectadas” de Internet.
A nivel curiosidad, os invitamos a leer cómo es un cable submarino por dentro.
Via: www.adslzone.net