El dock sin atributos

Una de las cosas que me gusta de la era post-Unity en Ubuntu, es la implicación que están teniendo el conjunto de desarrolladores de la distro con la comunidad de usuarios. A menudo se pregunta la opinión de estos, –en ocasiones incluso se tiene en cuenta–, y los desarrolladores dan un parte casi diario de las novedades, a través de redes sociales o artículos en sus blogs personales.

Es el caso de Didie Rocher que su último post nos presenta el futuro dock de Ubuntu 17.10. Se trata de un fork de la conocida –y casi imprescindible– extensión Dash to Dock, que está diseñado para facilitar la adaptación de los usuarios actuales de la distro, a los nuevos tiempos de GNOME Shell.

Mientras lo miraba esta mañana me recordó aquel libro de Robert Musil “El hombre sin atributos“. Un libro escrito a principios del siglo XX, que para muchos críticos marcó un hito en la historia de la literatura,

En mi adolescencia fui incapaz de terminarlo. Me parecía tan profundo como aburrido. Lo mismo me pasó con el Ulises de Joyce al que consideraba un tonto de remate, en cambio no tuve problemas en devorar los siete tomos de “En busca del tiempo perdido” de Proust, aunque sus interminables frases, en ocasiones me dejaban sin aliento. Por citar un par de libros de aprox. la misma época y con fama de difíciles.

Sin embargo hasta lo malo y sobrevalorado –para mi entonces–, a veces deja su pegada. Recuerdo que el protagonista de la novela de Musil, era un tipo en medio de una crisis existencial. En potencia posee grandes atributos, pero por diversos motivos no puede o quiere aplicarlos.

Sin llegar a tanto, algo similar pasa con el nuevo dock de Ubuntu, que elimina de forma voluntaria muchas de las características avanzadas incluidas en Dash to Dock, para centrarse en recuperar la familiaridad con el aspecto de Unity. Y lo hace introduciendo algunos cambios de tipo estético.

El Ubuntu Dock permanece siempre visible, aunque incluye una opción básica de ocultado inteligente. Como veis en la imagen que abre el post abarca la totalidad de la banda lateral y presenta un ancho fijo.

Además minimiza el espacio entre los iconos y cambia la opacidad para integrarse mejor con el escritorio. También resalta las aplicaciones que se están ejecutando, con los típicos puntitos en la barra.

En las preferencias de GNOME encontramos algunas opciones de personalización, relativas al tamaño de los iconos o su visualización en diferentes monitores.

Esta extensión ya viene habilitada por defecto en las últimas daily build de Ubuntu. Y lo hace a través de un paquete propio, de forma nativa, en lugar de utilizar el servicio web de GNOME Shell extensións. El argumento que dan los desarrolladores de Canonical, es que de esta manera es compatible con los estándares de seguridad de la distro y sus procesos de actualización.

En cualquier caso la idea de Ubuntu es mantener siempre la compatibilidad con Dash to Dock –algo a alabar–, pero ofreciendo una versión del lanzador de aplicaciones más minimalista y sobre todo más familiar en aspecto, a su equivalente en el escritorio Unity.

Por supuesto nada impide a los usuarios de la distro sustituir su Ubuntu Dock por el Dash to Dock original, si desean disfrutar de funciones adicionales: control del tiempo de animación y ocultado, tamaño personalizado de los diferentes elementos, opacidad graduable, posición variable, acciones personalizadas del ratón, diferentes modos de realizar el cambio entre espacios, etc.

En ese caso el lanzador de Ubuntu se desactivaría de forma automática.


Via: lamiradadelreplicante.com
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